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Usos de la sal
Dureza del Agua y Descalcificación
¿Qué es la dureza del agua?
La dureza del agua se debe a la presencia de determinados cationes (principalmente calcio y magnesio) disueltos.
Estos iones pueden generar interacciones químicas no deseadas con los compuestos añadidos al agua o con los materiales por los que circula, afectando instalaciones y procesos.
Cómo se mide la dureza
La dureza total indica la concentración de sales de calcio y magnesio disueltas, expresadas en carbonato cálcico (CaCO₃).
En España, la unidad más habitual es el Grado Francés (ºF), equivalente a 10 mg/l de carbonato cálcico.
Problemas causados por el agua dura
Un agua con elevada dureza produce precipitaciones de carbonatos de calcio y magnesio, que ocasionan problemas estructurales y funcionales.
Problemas estructurales
Disminución del diámetro útil en tuberías
Bloqueo de válvulas
Formación de biofilm y soporte para microorganismos
Depósitos calcáreos visibles en superficies
Problemas funcionales
Reducción o pérdida total del caudal
Roturas o averías en válvulas y medidores
Pérdida de rendimiento térmico
Riesgo de contaminación bacteriana
Deterioro visual y de materiales
Mayor consumo de productos químicos y energía
Menor calidad de agua y del proceso final
Estos efectos derivan en mayores costes de mantenimiento, reparaciones, limpieza y consumo energético, tanto a nivel doméstico como industrial.
Consecuencias económicas
El uso continuado de agua dura conlleva:
Aumento del gasto en combustibles y energía
Mayor consumo de agua y productos químicos
Incremento de reparaciones y sustituciones
Disminución de la eficiencia operativa
A medio plazo, esto se traduce en mayor coste económico y menor rendimiento en las instalaciones.
¿Dónde afecta la dureza del agua?
La calidad del agua impacta en múltiples aplicaciones:
Agua sanitaria y de consumo
Agua de riego
Piscinas y spas
Lavado e higiene personal
Equipos domésticos e industriales
Sistemas de calefacción, climatización y producción de vapor
Procesos industriales de mezcla, transferencia térmica o disolución química
Descalcificación del agua
Método de intercambio iónico
El tratamiento más habitual es la descalcificación por intercambio iónico.
El agua dura pasa a través de un lecho de resinas que intercambian los iones de calcio y magnesio por iones de sodio.
De este modo, los bicarbonatos de calcio y magnesio se sustituyen por bicarbonatos sódicos, evitando las precipitaciones y problemas asociados a la “cal”.
Aspectos normativos
En agua destinada a consumo humano, el Real Decreto 140/2003 establece un valor máximo de sodio de 200 mg/l.
Este parámetro debe tenerse en cuenta al diseñar un sistema de descalcificación, pudiendo regular la dureza final y el contenido de sodio en función del uso previsto.
Aplicaciones industriales
En la industria, algunos procesos requieren agua totalmente descalcificada, especialmente en:
Calentamiento y evaporación de agua
Producción de vapor
Procesos químicos o térmicos sensibles
Conclusión
Cada caso requiere un tratamiento de descalcificación personalizado, adaptado al tipo de agua, su uso y las características del proceso.
La elección correcta del sistema garantiza:
Menor coste operativo
Mayor eficiencia energética
Mayor durabilidad de las instalaciones